Ese tuit lo he visto antes. ¿Quién fue el primero en ponerlo?

Una de las cosas que hacen grandes a las redes sociales son las buenas prácticas. La autogestión de los comportamientos más éticos, con la sanción inmediata de los propios usuarios a las malas prácticas, es habitual en internet.

Eso no impide el uso de tácticas que hacen que determinadas publicaciones den más visibilidad a una cuenta. Por ejemplo, algunas personas o marcas en vez de compartir (retuitear) directamente el tuit de otro usuario, lo citan: lo entrecomillan y mencionan su cuenta. Así cumplen con el citado, pero el avatar que aparece en su timeline es el suyo, no el del usuario que originariamente realizó la publicación.
Hasta aquí, todo correcto. Menos loable parece el hecho de ver un tuit que nos gusta, copiarlo y lanzarlo desde nuestra cuenta sin más. Como si fuera nuestro. Como si esa genialidad (cualquier cosa bien dicha en 140 caracteres es una genialidad) se nos hubiera ocurrido a nosotros.
Para detectar al autor original, y de paso a los impostores, solo hay que recurrir a la búsqueda avanzada de Twitter y poner el texto que queremos comprobar:

Y volilà. Una criba que nos permite ver quién tuiteó primero, quién retuiteó, quien citó, quién aportó algo más… y quién plagió, sin más, el contenido de otro, y de paso logró rentas en forma de interacción.

Si tienes dudas, solo tienes que hacer clic en el tuit y podrás ver no solo los detalles de la hora de publicación, sino también qué respuestas directas ha obtenido, cuántos RT, cuantos favs, etc.