La ficción televisiva busca la inspiración en el pasado

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La ficción televisiva busca la inspiración en el pasado

Revisar la cartelera de cine es en ocasiones un viaje con billete al pasado. Ya empieza a ser habitual encontrar menos historias originales en las salas y más secuelas de éxitos precedentes, versiones, remakes, reboots y demás conceptos ideados para un mismo fin: contar una y otra vez la misma historia para que el espectador compre una y otra vez su entrada.

Lo que en el mundo del cine es ya una realidad cada vez más tozuda comienza a ser en la televisión algo más que una idea esporádica que asoma de tanto en cuanto en un canal. Los directivos de las cadenas apuestan sobe seguro y dan luz verde a proyectos que se basan en personajes ya conocidos por el espectador gracias a otra serie o resucitan, cuando ya nadie lo esperaba un determinado título que parecía más que liquidado.

Dentro de este segundo grupo, la más esperada de este 2017 es la nueva temporada, un cuarto de siglo después de la última de Twin Peaks. La serie dirigida por David Lynch supuso en su momento un verdadero fenómeno y ayudó en gran medida a llevar la ficción audiovisual a una edad más adulta. La serie tuvo una continuación en forma de película que se quedó a medio camino de casi todo, así que ahora el regreso al pueblo de Laura Palmer con buena parte del reparto original se ha convertido en un motivo de ilusión para sus seguidores.

Otra serie que vuelve cuando nadie lo esperaba es Prison Break, casi una década después de su anterior temporada y cuando las aventuras de Michael Scofield parecían ya enterradas para siempre. En esta ocasión, eso sí, la expectación y los comentarios positivos por su regreso.

Quizás más curioso es el caso de la secuela de Padres forzosos, la comedia de los años noventa en la que un padre viuda debía criar a sus tres hijas pequeñas con ayuda de su cuñado y otro amigo. Netflix decidió recuperar la historia y a casi todos los protagonistas de aquella serie pero ahora desde el punto de vista de las niñas, más que crecidas ahora. El resultado: Madres forzosas, otro título que no pasará a la historia.

Hay casos, como en la última y reciente entrega de 24, en la que se apuesta por un cambio en el rostro del protagonista para tratar de mantener con vida una historia que ofrece claros síntomas de agotamiento. Después de nueve temporadas salvando el planeta, Jack Bauer (Kiefer Sutherland) abandonaba la serie, reinventada este mismo año con el nombre de 24: Legacy, con otro actor en el papel principal pero idéntico espíritu: acción frenética y un tiempo límite para derrotar a los terroristas de turno.

Esta solución recuerda a las franquicias de proyectos como CSI, que crecen y se multiplican llevando tramas similares a otros escenarios, de las Vegas a Nueva York pasando por Miami. Los universos conectados de los superhéroes son también terreno fértil para la proliferación de series que se retroalimentan unas a otras. De nuevo Netflix es el punto de encuentro para nombres unidos por el sello Marvel que amplían, cada una por su lado, una ficción con mucho en común.

Para ir acabando (los ejemplos de cómo la televisión recurre a las más diversas estrategias son casi inacabables), mencionaremos dos de las series más valoradas por la crítica de los últimos años. Por un lado nos encontramos con Better Call Saul, en la que nos encontramos como protagonista a uno de los secundarios más carismáticos de otra gran serie como Breaking Bad. La fórmula del spin-off, de sobra utilizada desde hace décadas, encuentra aquí una de sus salidas más brillantes. Por el otro, Fargo, que estrena su tercera temporada, es la traslación a la pequeña pantalla de uno de los mayores éxitos cinematográficos de los hermanos Coen. En su paso a la televisión, la historia se aleja del original en cuanto a la trama pero mantiene el tono, las referencias estilísticas y el particular humor negro de la película que protagonizó en su día Frances McDormand.

 

 

 

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