Estos 'im-perdibles' no se autodestruirán en ningún momento

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Estos 'im-perdibles' no se autodestruirán en ningún momento

Empezamos los últimos ‘im-perdibles’ del mes de enero con un apunte entre lo cinematográfico y lo tecnológico. Leíamos en Muy Interesante este artículo sobre un algoritmo, elaborado por científicos de la Universidad de Northwestern de Illinois, que asigna a las películas su grado de relevancia atendiendo a criterios más o menos subjetivos como su calidad o su influencia. La noticia nos ha hecho pensar sobre la precisión que puede alcanzar un algoritmo de estas características y, sobre todo, en la posibilidad real de ordenar de verdad algo tan poco mensurable como el arte.

Del cine nos pasamos a la literatura (desde un planteamiento ligado al marketing) con este proyecto que propone un libro con fecha de caducidad. 24 horas son las que tiene el lector para terminar con la obra de Alex Cross. Una carrera contra el reloj ideada como complemento a la emoción del propio libro y, sobre todo, para publicitar la obra.

En El Mundo escribían esta semana de una de estas modas que, de repente, aparecen en Twitter ante el asombro general y arrasan por el ingenio que desprenden. El #Poetuit surgió como etiqueta irónica en las redes sociales como una divertida forma de convertir los chascarrillos que se leen a diario allí en ‘alta’ literatura. Una aplicación convierte ahora cualquier cuenta en una fuente inagotable de sonetos y de lirismo desbocado. Incluso con los tuits de Esperanza Aguirre o Pablo Iglesias.

Terminamos con otra curiosidad que descubrimos en Twitter a través de la muy combativa y muy (muy) sarcástica cuenta @masaenfurecida. Allí vimos que hay quien ha visto la posibilidad de convertir esta red en un medio de pago al que se puede acceder mediante una suscripción. La imaginación casi nunca tiene límites.

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