La crítica sale cara

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La crítica sale cara

Publicar tus opiniones en la Red puede salir caro, al menos en Francia y al menos si los restaurantes a los que vas no les gusta que les critiques en tu blog personal. Eso, al menos, es lo que le ha ocurrido a una bloguera francesa a quien un tribunal de Burdeos ha condenado a pagar 1500 euros a un establecimiento que la acusaba de ser la responsable del descenso de clientes y, por tanto, de recaudación. Una publicación en la que la autora se despachaba en contra de una pizzería a la que había acudido y en la que no encontró la satisfacción esperada.

Todos tenemos un crítico en nuestro interior, y todos tenemos también acceso a herramientas con las que, a través de Internet, podemos llegar a cientos, miles de personas que lean nuestras reflexiones acerca de la última película que hemos visto, el best-seller que no hay que dejar de leer o, como en este caso, el restaurante que acaban de abrir y que tiene tan buena pinta.

El problema, claro, es que las opiniones no siempre son igual de bien entendidas por todo el mundo, y que lo que para algunos no deja de ser una opinión más o menos crítica con más o menos fundamento, para otros puede representar una afrenta, un ataque injustificado que merece un castigo por parte de la Justicia.

En cualquier caso, sería interesante saber si los jueces franceses (o incluso el propio restaurante afectado) hubieran actuado de la misma forma si la crítica hubiera provenido no de una bloguera independiente, sino de un crítico profesional de un medio tradicional cualquiera. ¿Llegarán las denuncias a Michelin por publicidad negativa cuando retire una estrella a algún restaurante en su célebre guía?

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