El lazo sólido de la 'gamificación'

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El lazo sólido de la 'gamificación'

Fidelización, compromiso, interacción, engagement… En cualquier caso, y ya sea con la denominación que sea, el objetivo prioritario para cualquier marca es alcanzar con los consumidores un alto grado de participación, una relación estrecha con ellos y una identificación con sus productos que se traduzca, después, en ventas. Estrategias para lograrlo, evidentemente, hay muchas, y una en la que últimamente mayores esfuerzos dedican muchas firmas es la llamada gamificación.

Bajo este término se encuentran las mecánicas de juego en entornos no lúdico destinadas a potenciar valores como la motivación o la fidelización. Las actividades de este tipo que proponen las marcas a sus posibles (o reales) clientes repercute en la imagen que generan de sí mismas y refuerzan un lazo entre la firma y el consumidor.

Ejemplos de gamificación por parte de las empresas hay muchos y para todos los gustos. En España, BBVA fue una de las primeras entidades en apostar por esta herramienta, con una  plataforma (BBVA Game) que trata de impulsar la banca online por parte de los usuarios con un sistema de puntos que acumulan cuando realizan operaciones a través de la web.

Estas acciones de gamificación pueden alcanzar una mayor dimensión y crear algo parecido a una red social. Es lo que hizo Nike con Nike+ Running, una red con la que el acto de correr (muchas veces solitario) se convertía en un juego que se compartía con infinidad de usuarios. La plataforma lanza retos periódicos que estos usuarios debe superar en lo que se convierte en una verdadera competición que controla, además, los kilómetros recorridos, las pulsaciones, las calorías consumidas…

Sea cual sea el germen y el sentido que se quiera dar a estas propuestas, lo cierto es que el juego ha revelado su potencial a la hora de crear comunidad entre marcas y consumidores, objetivo prioritario para las primeras.

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