Redlato: capítulo 21

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Redlato: capítulo 21

Martín se olió desde el principio que la repentina entrada en escena de Canales no podía significar más que nuevos y, posiblemente, decisivos contratiempos. Hasta ese momento aún creía en una solución rápida y nada traumática del embrollo en el que se había metido por culpa de su falta de decisión. Ese buen hombre que la providencia había puesto en su camino pagaría un buen dinero por el animal, Durruti viviría despreocupado un tiempo más y a sus compañeros no les quedaría más remedio que aceptar el trato, generoso por otra parte, del que informarían al día siguiente en el taller.

Con el recién llegado en el medio de la puja por Duruti todas sus esperanzas se desvanecían. Una cosa era convencer de las bondades del acuerdo con el fajo de billetes en la mano y otra muy distinta quitarle a ‘Canalón’ la idea de la cabeza de acabar con el marrano cuando éste se mostraba frente a él contoneando sus sugerentes carnes.

-Mira, Canales, no vas a creer lo que ha ocurrido. Tenemos la posibilidad de sacarle más partido al cerdo de lo que habíamos pensado. Aquí este señor y una señorita muy simpática nos ofrecen unos buenos cuartos por Durruti.

-No sigas por ahí, Martín, que me enciendo. -La voz del tercer mecánico en liza se incrementó en varios tonos-. Al cerdo no lo vendes ni tú, ni Pascual ni la madre que lo parió. Y menos a escondidas.

Cuando acercó su mano diestra para sujetar a Durruti del trozo de cuerda que colgaba de su pescuezo, Martín sólo rezaba para que con la otra no le soltara un pescozón por su atrevimiento.

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