Redlato: capítulo 17

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Redlato: capítulo 17

Ya está publicado el capítulo 17 del Redlato. Os lo transcribimos y os animamos a participar en la continuación. Estamos en pleno ecuador de la historia.

¿Vender el cerdo? Esa idea nunca se barajó en el taller. Aparte de repartir sus productos, lo único que se propuso entre todos y que Pascual esperaba con impaciencia, era una buena merienda con sus colegas de oficio, asando la careta en la caldera de carbón y animando el festín con un buen tinto joven de la ribera. ¡Cuántas veces trabajando se había relamido solo con pensarlo!
-Estoy dispuesta a ofrecerles un buen precio -dijo la chica.
-No es cuestión de precio señorita. Después de estar persiguiendo horas a este marrano por medio Valladolid, esto ya es curestión de principios. Además, el cerdo no es solo nuestro. Es propiedad de todos los compañeros del taller y a ellos también les corresponde la decisión de cambiar su destino.
-Vamos. Piénsenlo un momento
La joven miraba a Martín buscando su apoyo, pero éste volvía a estar pensativo. En su mente seguía resonando el nombre del reo animal: Durruti…y las palabras de la chica: «¿se comería usted a su perro?». La mirada de Martín se había perdido por el camino del parque que desembocaba en la Acera de Recoletos. Por allí se acercaba un hombre con gafas y gorra de visera. Delante de él, con la cabeza muy alta y la lengua fuera, marchaba una perrita cazadora.

Durruti, que hasta entonces había estado completamente absorto en la tarea de degustar los aromáticos caramelos, levantó su hocico y divisó al can.

-Fita, Fita, ven aquí.
La perrita en vez de obedecer a su dueño apresuró el paso y se dirigió al banco donde se estaba negociando el futuro del cerdo. La muchacha sonrió al reconocer en él a su vecino.
-Buenos días don Miguel ¿Cómo se encuentra? Quizá usted, que es tan amante de los animales, pueda ayudarnos a resolver este pequeño dilema.

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