La dura resaca de 'El cosmonauta'

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La dura resaca de 'El cosmonauta'

Hace más o menos un año hablábamos aquí de un proyecto cinematográfico casi milagroso que acababa de ver la luz después del empeño de un grupo de jóvenes emprendedores que pusieron todo su esfuerzo en poner en pie una película de ciencia ficción de impecable factura y presupuesto ajustadísimo. Lo hicieron a través de una eficaz campaña de micromecenazgo que les permitió, además de rodar el largometraje, acompañarlo de multitud de piezas que ayudaban al espectador a completar la experiencia que buscaban sus creadores.

Si la manera de abordar la producción no fue para nada convencional, tampoco lo fue la forma en la que la acercaron al público. Nacido al margen de la industria y sin el respaldo de una compañía que respaldase su distribución, El cosmonauta optó por una fórmula híbrida de estrenos simultáneos en varios canales. Así, la película llegó a los cines bajo una fórmula de ‘proyecciones a la carta’ en la que el equipo de la película aportaba con su presencia y sus comentarios un extra al simple pase de la cinta en la pantalla. De manera simultánea era posible ver El cosmonauta en plataformas de vídeo bajo demanda y, en una pirueta casi suicida, a través de la web del proyecto, dejando a los espectadores que pagaran después de verla el precio que les pareciera conveniente.

Un año después de que el largometraje por fin alcanzara su fin último, esto es, a los espectadores, sus creadores publican en su web un post en el que reflexionan sobre todas las barreras que encontraron en su camino o las lagunas en cuestión de distribución que hacen que proyectos como el suyo no tengan aún futuro en nuestro país. Y también sobre los vericuetos legales a los que debieron enfrentarse para optar a las subvenciones ministeriales y que, al tratarse de un proyecto de características excepcionales tenían detalles que nadie había previsto antes.

Las conclusiones a las que llegan estos cineastas no apuntan al optimismo. Un tejido deficiente en el terreno de la distribución, un sistema de ayudas anclado en tiempos pretéritos y, sobre todo, una desconexión con un público a quien le sigue costando demasiado pagar por contenidos digitales es el panorama que se ha encontrado el equipo de El cosmonauta. Quizás su propuesta llegó antes de lo necesario, quizás el mercado no esté preparado aún para este tipo de aventuras cinematográfica. Veremos.

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