El largo viaje a través de 'El cosmonauta' llega a su final soñado

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El largo viaje a través de 'El cosmonauta' llega a su final soñado

Nicolás Alcalá ha tardado cuatro años en hacer realidad el sueño de cualquier cineasta, el de poner en pie un largometraje y hacerlo llegar hasta los espectadores. El cosmonauta es una ‘rara avis’ en el panorama cinematográfico español. Lo sigue siendo en mayo de 2013, cuando por fin ha visto la luz pública, pero sin duda el proyecto era aún más extraño cuando comenzó a gestarse, años atrás, en forma de crowdfunding. En la actualidad, este modelo de financiación colectiva ha dejado de ser una excepción para convertirse en una alternativa (casi la única) para llevar a cabo proyectos en el ámbito del cine o de la música. Ya ha dejado de ser extraños los proyectos que buscan en la microfinanciación los recursos económicos que han dejado de estar disponibles a través de otras vías. En el caso de Alcalá, el experimento le ha permitido obtener más de 400.000 euros de alrededor de 5.000 personas.

Una cantidad que le ha permitido rodar en unas condiciones impensables en otras circunstancias y hacer realidad la historia de un cosmonauta ruso perdido en un mundo desolado tras su viaje a la Luna. Ciencia ficción con acento español que ha hecho realidad lo que sus artífices pensaron imposible.

Esa calificación de ‘rara avis’ para El cosmonauta lo es, además, por una forma de estreno multiplataforma (cines, televisión, DVD, o incluso de manera gratuita desde su web) que en nuestro país inauguró Paco León con su Carmina o revienta pero que sigue sin ser, ni mucho menos, la forma habitual en la que se comportan las distribuidoras cinematográficas.

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