Cuando el festival de cine se celebra en tu casa

Si el público no asiste a las salas (aunque experiencias como la periódica Fiesta del Cine se empeñen en demostrar lo contrario), llevemos el cine al espectador. Es lo que proponen las varias plataformas online desde las que es posible ver en casa miles de títulos pagando una suscripción o una pequeña cantidad. Pero, ¿por qué no ir un paso más allá? ¿Por qué parar en la simple distribución de películas y no apostar por algo más ambicioso, por un festival?

Hace varios años, Filmin, una de estas plataformas de distribución, organizó el Atlántida Film Festival, un certamen con todos los ingredientes de un festival de cine al uso (las películas, las secciones, el jurado), pero que se realiza de manera online. Sin alfombras rojas, para que cada espectador se monte la suya en su propio hogar.

El 27 de marzo arrancó la cuarta edición de esta iniciativa que concluirá exactamente un mes más tarde, el 27 de abril. Durante esos 31 días se podrán ver cerca de medio centenar de largometrajes (cuatro de ellos estrenos mundiales) en tres secciones diferentes. El año pasado, 40.000 espectadores pasaron por la taquilla virtual de esta iniciativa, donde pudieron verse los últimos trabajos de Abbas Kiaostami, Sarah Polley o Michel Gondry, por ejemplo. Como en cualquier festival, el público decide qué es lo que quiere ver, y así por 10 euros puede disfrutar de 5 películas y, por 30 euros, de 20 películas.

Atlántida Film Festival no es, ni mucho menso, el único festival cinematográfico de estas características (o muy similares) que encontramos en la Red. Márgenes organiza cada año un certamen en el que los protagonistas son los trabajos de los cineastas españoles, latinoamericanos y portugueses que se mueven al otro lado de la industria, en un terreno ajeno a lo comercial que es casi inexistente para las salas cinematográficas. Y también Filmotech ha organizado su propio festival online, una experiencia que redefine la idea del certamen convencional y suma espectadores a películas sin que tengan que pasar de manera obligatoria por las salas.