Del móvil al cine

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Del móvil al cine

Desde hace años se nos viene anunciando el profundo cambio que la tecnología ha de provocar en el mundo del cine. Ya la aparición de vídeo y de los equipos caseros democratizó en cierta manera las posibilidades de cualquiera de poder rodar -con medios más limitados, eso sí- su propia historia. De hacer cine desde el rincón más humilde del cine.

Las posibilidades se han multiplicado desde entonces, al mismo ritmo que se reducía el tamaño de los dispositivos necesarios para registrar las imágenes que conforman una película. Los teléfonos móviles se han convertido, de esta manera, en las nuevas cámaras que los cineastas (y no sólo los aficionados) utilizan en su propio beneficio.El año pasado, el Festival de Cine de Sitges puso en marcha una iniciativa abierta, precisamente, a cortometrajes rodados con un simple teléfono móvil. Phonetastic abre la puerta para que, con una inversión realmente mínima, puedan presentarse trabajos con un acabado como este.

Los teléfonos móviles, en cualquier caso, también se han colado en el rodaje de títulos de mayor envergadura. En su nuevo largometraje, Open Windows, el realizador Nacho Vigalondo ha utilizado estos aparatos o webcams para rodar un largometraje en el que la forma de contar la historia será igual de importante que la propia historia.

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