El libro, paradigma de contenido extenso y cerrado

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El libro, paradigma de contenido extenso y cerrado

¿Hay, paradójicamente, un auge del periodismo de aliento, reposado? El moderador  de la sesión del viernes (11 de marzo de 2011) del XII Congreso de Periodismo Digital lanza la pregunta en la mesa “Reportajes de libro”, en la que participan Alfonso Armada, Ignacio Escolar, Miguel Aguilar y Diego Salazar
Aguilar, editor de Debate, considera que los periodistas necesitan sentarse a escribir con pausa de ciertos temas. Lo que no quiere decir que haya que volver al periodismo de papel, apunta Salazar, puesto que precisamente la ausencia de límites físicos de Internet ayuda a hacer contenidos más amplios. Escolar, al hilo de esos límites, define los que imperan en la pantalla como “sangre en los ojos”. Es decir, en la pantalla no hay límites, pero resulta más molesto leer que en papel.
La dificultad está, probablemente, en cómo enfrentarse a los distintos soportes, con sus exigencias de extensiones. Para Salazar está claro: “Es una cuestión de registros, y hay que desarrollar habilidades para enfrentarse a cada uno de ellos. Todo el mundo puede aprender a escribir, a hacerlo bien y a desarrollar distintos registros”.
“Aquellos que están inmersos en el presente tienen mucha más dificultad para ver lo que está pasando”, cita Alfonso Armada mientras sostiene en sus manos un fragmento de una entrevista a John Frazen, autor de Freedom. Aguilar conviene en que el exceso de información es un problema y que, además, es necesario tratarla para que sea realmente útil.

Especialmente interesante resulta la respuesta de Ignacio Escolar a una pregunta desde el público: ¿debe ser el libro un producto cerrado, acabado? Escolar afirma haber reflexionado sobre si el libro debe tener o no enlaces. Su conclusión: «Hay lecturas que son monotareas, y el libro es una de ellas. Si tiene enlaces, ya me obliga a hacer varias cosas a la vez, o incluso puedo irme a otro sitio».

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