La tinta también puede ser digital

En un mundo como este en el que vivimos, cualquier objeto es susceptible de pasar a ser digital. También el bolígrafo con el que tomamos unas notas en la agenda o con el que improvisamos un boceto de algún trabajo.

Un boli digital escribe igual que cualquier BIC con el que cogíamos apuntes en clase, pero guarda en su interior un complejo sistema que lo convierte en algo especial. Una cámara incorporada, unida a un pequeño microprocesador de imágenes y a un dispositivo de comunicaciones móviles obran el milagro de convertir todo lo que escribimos en un papel en información digital que podemos tratar o enviar a través de nuestro correo electrónico de manera instantánea.

En Habitual Data, con quienes colaboramos desde hace un tiempo, saben mucho de este producto y de las aplicaciones que, en especial empresas e instituciones, pueden obtener de él.

El sistema con el que trabajan aquí se sostiene en un papel especial que cuenta con un patrón de puntos sobre el que escribimos. En el mismo momento de comenzar a escribir la cámara comienza a tomar fotografías digitales (entre 50 y 100 por segundo) y el microprocesador determina a partir de ese patrón la posición exacta del bolígrafo y, de esa forma, de lo que escribe o dibuja. Todos esos datos quedan registrados en el bolígrafo para que nosotros podamos descargarlos y tratarlos de la manera que mejor nos convenga.

Este mecanismo es el punto de partida para agilizar la transmisión de datos, mejorar los sistemas de seguridad y encriptado de la información que enviamos o automatizar procesos de documentación que con el sistema analógico convencional puede provocar todos tipo de errores.