¿Cambios en las redes sociales? No, por favor

¿Son los cambios siempre necesarios? ¿Es positivo dar un lavado de cara periódico a nuestros productos o procesos? ¿Debemos estar en constante renovación, en una reinvención sin pausa?

Si pensamos en las redes sociales, parecen claras dos cosas: que los cambios (casi constantes) forman parte de su ciclo natural, y que casi nunca esas pequeñas o grandes innovaciones que incorporan son bien acogidas por los usuarios. Muchas veces, es el cambio en los cambios de privacidad que proponen los responsables de las redes sociales las que generan polémica. En este apartado, Facebook tiene experiencia sobrada a la hora de ‘cabrear’ a los usuarios y movilizarlos para evitar ciertos comportamientos.

Otras, sin embargo, las quejas vienen por el simple hecho de que algún elemento se transforme en algo diferente o la apariencia sea diferente en nuestro móvil. ¿Qué las notificaciones aparecen ahora a la derecha en lugar de a la izquierda? Polémica al canto. ¿Qué nos quitan las ‘estrellitas’ y ahora tenemos que pinchar un corazón para indicar que nos gusta algo? Está claro: la gente va a a poner el grito en el cielo.

El último cambio con el que nos podríamos encontrar (o penúltimo, al ritmo que acostumbran llevar las redes) sería de gran calado y afectaría directamente al espíritu con el que nació Twitter. La red de microblogging, que tiene en los 140 caracteres que como máximo permite en cada publicación su seña de identidad, estaría pensando en ampliar ese límite. Y no en una pequeña proporción. Hasta 10.000 caracteres, si finalmente el anuncio del cambio se transforma en realidad, podremos escribir en cada tuit.

Que al poco de filtrarse este posible cambio el tema fuera ‘trending topic’ en la red tuitera es algo que no sorprende, como lo es que muchas de las opiniones (por no decir una amplia mayoría) fueran críticas con la medida.

Sea o no una medida acertada, lo que parece claro es que a los usuarios no les suelen gustar las redes. ¿Somos conservadores en este terreno? ¿Qué opináis?