El doble filo de Internet, un peligro para los cortometrajes

El pasado 9 de febrero, Cuerdas ganaba el premio Goya al mejor corto de animación. El trabajo dirigido por Pedro Solís salía de esta forma manera del anonimato que suele envolver a estos trabajos.

Días después, el efecto viral de las redes sociales llevaban hasta cualquiera esta sensible historia protagonizada por dos niños que ensalza valores necesarios y universales como la amistad o la solidaridad. Miles de internautas pudieron ver (y emocionarse) con el corto.

Desde la cuenta oficial en Twitter de esta producción, sin embargo, sus responsables pedían que se eliminaran las copias del corto que circulaban por la Red puesto que no contaban con su permiso. Y, es que no siempre es bienvenida una explosión de popularidad, por muy halagadora que pueda ser. La razón no deja de tener su importancia:  muchos de los festivales en los que este y todos los cortometrajes se juegan su futuro exigen que los títulos a concurso no se hayan estrenado en ningún lugar y ni siquiera se hayan podido ver a través de Internet.