¿Nos fiamos del 'share social? El ejemplo de Sharknado

0
Compartir

¿Nos fiamos del 'share social? El ejemplo de Sharknado

Desde que la televisión dejó de ser la televisión tal y como la conocíamos, todo es mucho más complicado. Ya no es solo que aquellos tiempos de un solo canal (o a lo sumo dos), en los que el Un, dos, tres de Chicho Ibáñez Serrador monopolizaba la audiencia. O que los nuevos modelos de consumo o las descargas a través de Internet (legales o al margen de la ley) hagan casi imposible determinar qué ve la gente en televisión, o cuándo, o casi dónde. El problema es que no parece sencillo acertar con un medio que ofrezca datos fiables de ese consumo televisivo. Y, todavía más importante, datos útiles.

Este verano, una película estrenada directamente en televisión rompió eso que se ha bautizado como share social y que, a grandes rasgos, podíamos definir como el ‘ruido’ que genera un acontecimiento concreto en las redes sociales. Sharknado, un imposible cruce de película de tiburones con cinta de huracanes, cosechó, quizás por lo peregrino de su argumento, un éxito inesperado que se tradujo en un incesante flujo de comentarios a través de Twitter o Facebook.

Los responsables de esta producción pensaron entonces que ese éxito ‘social’ sería extrapolable al ámbito tradicional de las salas de cine. Así que Sharknado dio el salto a la pantalla de mayor tamaño y lo que parecía una apuesta segura resultó un gran fiasco. Pobres, casi ridículas recaudaciones, han puesto de manifiesto que lo que funciona a un determinado nivel no tiene por qué hacerlo (de hecho, es casi seguro que no lo hará), a otro, por muy parecido que parezca. Convertirse en trending topic una noche no significa más que eso: que en un momento muy concreto, y para un público muy específico (el que se encuentra en ese momento dialogando en las redes) tu propuesta es digna, al menos, de un comentario. Ir más allá de eso puede ser un gran error.

Related Posts

Los comentarios están deshabitados