Una cuestión de actitud llamada marketing

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Una cuestión de actitud llamada marketing

Redes sociales y marketing copan unos ‘im-perdibles’ en los que hoy acercamos varios ejemplos de cómo las marcas utilizan en su propio beneficio herramientas que aparecen a diario y que, al margen de su carácter lúdico, ofrecen muchas más posibilidades.Es el caso de la última (o penúltima) aplicación que permite Instagram, la de crear breves vídeos de un máximo de 15 segundos para compartirlos en la Red. En el blog de Hootsuite encontramos este post donde aparecen varios vídeos que grandes empresas han lanzado para captar la atención de sus clientes.

En Guernik leímos hace unos días este otro artículo, Marketing de guerrilla para marcas, una cuestión de actitud, que nos recuerda lo aparentemente fácil que es y lo realmente complicado que resulta finalmente dar con una gran idea. Olvidarse de las reglas establecidas, buscar nuevos canales y soportes y trabajar siempre con el objetivo de sorprender al consumidor son valores necesarios para que esa idea consiga verdaderamente el efecto buscado. Los ejemplos que ilustran el artículo lo consiguen.

Otro factor que favorece que la publicidad alcance su objetivo de vender es la controversia. Al menos es lo que se asegura en este artículo de Marketing Directo, que nos habla del análisis que ha realizado una empresa con Twitter como campo de estudio y que concluía que uno de cada cuatro comentarios relacionados con la publicidad en esta red social tiene una connotación negativa. Eso sí, la polémica, la disputa entre tuiteros, los hace más participativos y los beneficios a largo plazo están sobre la mesa.

Lo último que os dejamos hoy es una infografía que vimos en Dendrite Park y que compara las redes sociales con diferentes tipos de droga. De acuerdo, su grado de adicción es bien distinto, y sus efectos también. Aunque, bien mirado, quedarse mirando fijamente un tablón de Pinterest podría provocar algo parecido a lo que consigue el LSD, ¿no?

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