Aplicaciones para moverse en Twitter y respuestas a las 'cookies', en nuestros 'im-perdibles'

Estar al tanto de las herramientas que constantemente aparecen para facilitarnos la labor en Twitter. La red social cuenta con infinitas posibilidades y un número parecido de aplicaciones que nos sirven para conocer mejor nuestro alcance, atajar problemas, optimizar nuestro trabajo en esta red social, controlar lo que se dice de nosotros o analizar a un público potencial determinado. Esta semana comentamos en esta sección dos de ellas, de muy diferente filosofía, pero con su cuota de utilidad correspondiente.

La primera de ellas, Retwact, está pensada para tratar de corregir los deslices que, quien más quien menos, todos cometemos en Twitter. No hace falta pensar demasiado para pensar en el famoso de turno que provoca la indignación o la risa general por una publicación poco afortunada. Esta aplicación permite a los usuarios escribir tuits de rectificación a los ya publicados. Lo hemos encontrado en wwwhatsnew.com.

El segundo de los ‘im-perdibles’ relacionados con Twitter se llama ¿A dónde van los tuits? y lo leímos en reasonwhy.es. En este portal nos enteramos de la existencia de una herramienta, todavía en fase beta, denominada ‘Where Does My Tweet Go?’. Con ella, veremos de una forma muy gráfica y visual el recorrido de cualquiera de nuestras publicaciones, la forma en la que se ha extendido por la Red o la influencia de aquellos que lo retuitean. Además, otorga un valor, de entre 1 y 1.000, que puntúa el grado de difusión que haya alcanzado. Podéis probar esta aplicación aquí.

En visualario.com nos explican Cómo cumplir con la Ley de Cookies en España. El artículo repasa las obligaciones en cuestiones de cookies que marca la directiva europea sobre privacidad en las comunicaciones, una materia que no deberíamos pasar por alto. Lo último que os dejamos es un vídeo que nos muestra otro uso que podemos darle a nuestro iPhone. Hasta 10.000 aseguran haber utilizado aquí a modo de fichas de dominó para lograr un sorprendente resultado. La verdad es que dudamos (no somos los únicos) de su veracidad, aunque sólo por la idea y el efecto ya merece la pena.