El nuevo 'dogma' del cine habla español

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El nuevo 'dogma' del cine habla español

Al hablar de ‘dogma cinematográfico’ es inevitable recordar el movimiento abanderado por los daneses Lars von Trier y Thomas Vinterberg que hace casi 20 años recordó la necesidad de un cine libre y diferente. El experimento, que sus propios creadores no tardaron en traicionar, dejó aun así títulos como Los idiotas o Celebración, donde quedan a la vista los postulados de estos cineastas.

El objetivo era alejarse del cine como espectáculo, del cine costoso y artificial, del cine de grandes efectos especiales, para centrarse en cintas donde imperasen la historia y los actores. En el decálogo propuesto por ambos cineastas se incluía la obligación de rodar en escenarios naturales y de hacerlo cámara en mano. Prohibía además cualquier tipo de efecto óptico o una banda sonora extradiegética. La experiencia, que en realidad actualizaba y plasmaba en una serie de condiciones otras corrientes cinematográficas más o menos alejadas de cánones estrictos como la Nouvelle Vague francesa o el Free Cinema británico, encontró el respaldo de realizadores de todo el mundo que se sumaron a ella.

Las cosas en el cine -y fuera de él- han cambiado mucho desde la aparición del Dogma 95. Pero lo que parece no haberlo hecho es la necesidad de muchos cineastas de encontrar nuevos caminos de expresión, de hallar fórmulas distintas a las convencionales y de acercarse al espectador desde otros planteamientos.

Littlesecretfilm, con sello español, es la última de estas iniciativas que nos recuerdan que, en el cine, no todo está dicho y que existe margen para la sorpresa. En este caso, la búsqueda de un nuevo paradigma cinematográfico está sustentado además por la gratuidad de las propuestas. A partir del 1 de febrero, una quincena de largometrajes surgidos al amparo de este movimiento pueden descargarse de la web. Todos cumplen con las reglas impuestas por los promotores de las ideas. Reglas que inciden menos en cuestiones artísticas y más en cuestiones de producción que permitan acercar las obras a los espectadores.

Películas rodadas en 24 horas con un reducido equipo técnico y artístico, un presupuesto limitado asumido por su director y, como resultado de ello, largometrajes gratuitos y distribuidos a través de Internet al servicio del público. Sus creadores apuestan por hacer de la Red una plataforma válida en sí misma para la exhibición cinematográfica, y no una última parada -secundaria y poco aprovechada- dentro del circuito comercial de una cinta.

El proyecto abre la puerta para que, quien quiera, se adhiera a él. Ni siquiera es necesario colgar el resultado en su página web. Identificar la obra con el hashtag #littlesecretfilm es más que suficiente para formar parte de esta comunidad de la que ya forman parte nombre conocidos en el mundo del cine (y la crítica) como Antonio Trashorras o Jordi Costa.

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Un comentario

  • avatar
    ozú
    31 enero, 2013

    La banda sonora está extradiegetizada, ¿quién la desextradiegetizará? El compositor que la diegetice, ¡buen desextradiegetizador será!

    🙂

    Palabros aparte, muy interesante esta nueva corriente cinematográfica.