Periódico en papel vs. periódico en e-book

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Periódico en papel vs. periódico en e-book

¿Qué sentido tiene, en pleno siglo XXI, la distribución de un periódico a través de ipad o e-book? Ésta es, aunque formulada de otra forma, la pregunta que se hace hoy Julio Alonso en su blog, Merodeando por la enredadera, en un excelente post titulado Generación de audiencias online (II): cambios en los hábitos de lectura.

Esa misma duda nos planteábamos en Culturatic cuando preparábamos la jornada sobre libro electrónico celebrada hace unos días, el 4 de mayo, en la 43 Feria del Libro de Valladolid. ¿Cuál es el valor añadido de un periódico en formato e-book respecto a su edición online?, le lanzábamos en un correo a uno de nuestros ponentes, Juan Figuerola-Ferretti, jefe de proyecto de Multidispositivos de Vocento o, lo que viene a ser lo mismo, la persona responsable del proceso de adaptación de los periódicos del grupo para su distribución a través de Amazon o del ipad.
La respuesta, más que en la estrategia concreta de un grupo o un medio, está en los posibles caminos de distribución de un periódico. Las cifras tienen un poco asustados a los medios impresos: sus ventas de ejemplares de papel descienden irremediablemente y sus versiones web, cada vez con más visitas y a pesar del aumento de la publicidad online, aún son incapaces de generar los ingresos que ha supuesto tradicionalmente la venta de espacios a los anunciantes en prensa impresa, radio y televisión.

A ello hay que añadir que uno de los gastos más importantes a los que se enfrenta un medio es la distribución: en cuanto el público objetivo está disperso, el collar es más caro que el galgo. O, dicho de otro modo, si yo tengo cien compradores asegurados en una localidad concreta, tal vez merezca la pena poner en la carretera una furgoneta para llevar esos cien ejemplares hasta allí. Pero tengo un problema si mis cien comparadores están repartidos en diez aeropuertos de todo el mundo, porque se trate de, pongamos por ejemplo, ejecutivos que en ese momento están de viaje y no quieren perderse lo que dice su periódico habitual.

Ahí es donde entran otro tipo de canales de distribución. El e-book, o algunos modernos sistemas de impresión ad hoc en máquinas especialmente preparadas para acceder, aún caliente, al ejemplar impreso del periódico habitual, punto al que el medio lo hace llegar en un soporte tipo PDF y que sólo pasa a convertirse en un ejemplar tangible a demanda del lector. Sobre este y otros sistemas se extiende Pedro Antonio Rojo Villada en su libro Modelos de negocio y consumo de prensa en el contexto digital (Universidad de Murcia, 2008).

Y en ese contexto, el de la distribución, es en el que cobra sentido, precisamente, la edición e-book de un periódico. Cierto es que si lo que se pretende es estar a la última actualización de una noticia, la edición web es mucho más útil. Pero no lo es menos que la velocidad de ese recambio de noticias a veces hace difícil encontrar los contenidos que se han publicado en el papel unas horas antes e, incluso, los que no sean noticias principales y no aparezcan en la portada. El e-book aquí se presenta como la versión electrónica del medio impreso, en el sentido más recto de la expresión ‘versión electrónica’. Es, dicho de otro modo, otra manera –incluso más cómoda- de leer el periódico, el de toda la vida.

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