Periódico en papel vs. periódico en e-book
¿Qué sentido tiene, en pleno siglo XXI, la distribución de un periódico a través de ipad o e-book? Ésta es, aunque formulada de otra forma, la pregunta que se hace hoy Julio Alonso en su blog, Merodeando por la enredadera, en un excelente post titulado Generación de audiencias online (II): cambios en los hábitos de lectura.
A ello hay que añadir que uno de los gastos más importantes a los que se enfrenta un medio es la distribución: en cuanto el público objetivo está disperso, el collar es más caro que el galgo. O, dicho de otro modo, si yo tengo cien compradores asegurados en una localidad concreta, tal vez merezca la pena poner en la carretera una furgoneta para llevar esos cien ejemplares hasta allí. Pero tengo un problema si mis cien comparadores están repartidos en diez aeropuertos de todo el mundo, porque se trate de, pongamos por ejemplo, ejecutivos que en ese momento están de viaje y no quieren perderse lo que dice su periódico habitual.
Y en ese contexto, el de la distribución, es en el que cobra sentido, precisamente, la edición e-book de un periódico. Cierto es que si lo que se pretende es estar a la última actualización de una noticia, la edición web es mucho más útil. Pero no lo es menos que la velocidad de ese recambio de noticias a veces hace difícil encontrar los contenidos que se han publicado en el papel unas horas antes e, incluso, los que no sean noticias principales y no aparezcan en la portada. El e-book aquí se presenta como la versión electrónica del medio impreso, en el sentido más recto de la expresión ‘versión electrónica’. Es, dicho de otro modo, otra manera –incluso más cómoda- de leer el periódico, el de toda la vida.
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