Redes sociales y seguridad, una ecuación cada vez más complicada

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Redes sociales y seguridad, una ecuación cada vez más complicada

Quienes rehusan utilizar las redes sociales, muchas veces personas muy cercanas al mundo del desarrollo de aplicaciones en Internet, alegan que este tipo de plataformas son poco seguras. Cabría decir, con el sentido común en la mano, que lo son en la medida en que los usuarios son precavidos. Por ejemplo, si alguien va a pasar el fin de semana fuera de casa, puede que se lo cuente a sus amigos en un bar (sitio público), pero no a gritos, no de manera que pudieran enterarse de la noticia todos los demás ciudadanos que se toman un café en ese momento.

Facebook, por ejemplo, permite elegir el nivel de seguridad de sus usuarios. Así, casi para cada acción es posible decirle a la herramienta quiénes pueden ver qué cosas.

Lo inquietante llega cuando se ven aplicaciones en la Red como pleaserobme.com, una página que pone de manifiesto la vulnerabilidad de los comenarios inocentes de los usuarios de redes socilales, en este caso un microblog. Please rob me añade en tiempo real los twitts (es decir, toma su información de Twitter) de personas que informan dónde están en ese momento o de dónde van a estar en un futuro próximo. O, lo que es lo mismo, de quienes dicen claramente, a voces y en el bar, que van a dejar su casa sola y, a veces, por cuánto tiempo.

Existen iniciativas mucho más artísticas y bastante más complejas, pero que también dan una idea de lo que es posible hacer tomando información de la World Wide Web. Es el caso de una aplicación creada por Jonathan Harris capaz de recopilar y analizar lo que él denomina «huellas», los rastros que los internautas dejan a través de sus blogs en la Red. El experimento consiste en recoger frases que contengan palabras tipo «me siento…» y, a partir de ahí, representar la situación de forma gráfica. El resultado es un gran mapa de sentimientos.

La pregunta es inevitable: si una aplicación semejante recopilase palabras del tipo «Obama es…», lo que se obtendría sería un mapa del pulso político de un país. En la actualidad no sería realista, puesto que no toda la población de un país desarrollado tiene acceso a Internet, y mucho menos de todos los países del mundo. En el caso de los más desarrollados la situación puede ser comparable al intento de hacer una encuesta telefónica hace 40 años. En España, hace 40 años, no todo el mundo tenía teléfono. Existía lo que ahora llamaríamos brecha digital, tanto en lo que a clases sociales respecta como al mundo rural respecto al urbano.

Un pulso a la Red, en un país desarrollado, dentro de 20 años (por aquello de fiarlo largo), en un entorno como el de las redes sociales, en el que la gente tiende a hablar desenfadadamente con los amigos y a a ser sincera… ¿cómo funcionaría con una herramienta como la de Harris?

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