La identidad en las redes sociales

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La identidad en las redes sociales

Ya sabemos que una de las características de Internet desde su nacimiento es que nadie sabe realmente quién está del otro lado de la pantalla. En el pleistoceno de Internet, en 1993, cuando el único navegador gráfico era Mosaic (del que muchos no habrán oido hablar), el buscador Lycos era un recién nacido (a Google le quedaban aún 5 años para ver la luz) y probablemente ninguno de los servicios y páginas que utilizamos existía, el dibujante Peter Steiner publicó en el New Yorker su famosa viñeta:

Han pasado muchos millones de páginas web desde entonces, y pese a algunos intentos de regulación como en el caso de los dominios .es, la libertad que Internet proprociona para publicar cualquier tipo de contenido y la facilidad con la que éste se distribuye, vincula y gana notoriedad continua siendo una de sus señas de identidad.

La aparición de la web 2.0, en la que los contenidos fluyen de forma bidireccional y la producción de éstos se democratiza a través de las redes sociales, no ha hecho sino incidir en esta situación. Las personas están ávidas de escribir, comentar, publicar sus fotos, en general con poca preocupación por su privacidad.

Todo esto viene a cuento de una situación bastante cómica, como es la noticia de que el sociólogo y filósofo alemán Jürgen Habermas, de 80 años, se haya visto obligado a negar que la cuenta de Twitter JHabermas, que ha conseguido más de 6.000 seguidores en un día, sea suya. Parte de la culpa de la confusión y el éxito de la cuenta la ha tenido el director de The Guardian, Alan Rusbridger (¡suponemos que éste sí es él, realmente!) que lo twitteó:

El verdadero autor de la cuenta cree que la razón de todo el lío que se ha montado no es otra que «la gente en general busca un gurú que les diga qué hacer». Ha pedido disculpas y ahora el perfil ya indica que es un «falso Jürgen Habermas».

Otro que ya ha tenido su minuto de gloria en la Red.

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